miércoles, 28 de agosto de 2013

Aforismos de cabezas cortadas

No podemos, NO PODEMOS. ¿Cuántos siglos han pasado y todavía se siente esa premisa dolorosa que nos arde en la boca del estómago? ¿Y por qué dolorosa? ¿Quién dijo que había que PODER?
No pudimos, ni supimos explicarlo todo, matar los signos de interrogación, cortarle la cabeza a la duda.
No podemos, no-podemos-no-podemos-no-no-no-podemos-del-verbo-poder-oración-enunciativa-negativa-no-podemos. No podemos explicarlo todo, y nunca me había parecido algo tan magnífico. No podemos explicar ni el sentimiento más intenso, ni el más doloroso, ni siquiera ese tipo de sentimiento tan típico que viene de dentro y sabes exactamente que viene de dentro pero no consigues distinguir en qué parte del cuerpo lo sientes más. (A veces duele hasta en la punta de las orejas). Por no hablar del cosmos, la muerte, los dioses, el amor, la locura o el sexo. Me enorgullece saber que hasta el nobel más prestigioso del mundo es en realidad un ser irracional. Es algo así como que a uno le dan ganas de lucir su propia irracionalidad acumulada y esperar a que todo lo demás aparezca. 




(O convertir la irracionalidad amarga de la tristeza transitoria en un trocito de optimismo post-pesimista, un me-siento-vivo-de-verdad-de-la-buena)