sábado, 14 de abril de 2012

Felices 100, Robert Doisneau

Me enamoré de ti, Robert Doisneau.
Gracias a ti, y a tu mirada conseguí ver poesía en la calle. En la gente que pasaba y que arrastraba su día a día, en el movimiento de las personas ajenas a la vida del observador, de ti y de mi. Me convertí en un extraño que observaba a la gente pasar y coleccionaba imágenes. Es algo así como la religión del mirar, como decías tú.
Te guardo en la mesilla, que es donde guardo mis grandes tesoros, y mis colecciones de cosas absurdas (tengo muchas). Hay fotografías tuyas que me conmueven a cualquier hora. (Alguna vez que no podía dormir he ojeado tu libro más de 100 veces). Les tueurs melomanes me hizo llorar una noche a las 3 de la mañana. De el acordeón surgía una música feliz, que me transportó a unos tiempos mejores. Después Woody Allen me explicó que soy ese tipo de personas que sienten nostalgia por otras épocas, aun sin haberlas conocido.
Y así es: cuando volví a París te recordé en el metro, del que también estoy enamorada. Un cartel decía LE PEUPLE DE PARIS AU XIX SIÈCLE, mientras la gente del siglo XXI pasaba cerca y yo me sentía de otra época. Por un momento fuimos "gente de París".
Seguramente sea tarde para pedirte que te cases conmigo. ¿Lo es?
Da igual, soy yo, siempre llego tarde.
Desde que leí tus palabras, la calle es, para mí, un teatro donde puede ocurrir cualquier cosa. Te rindo homenaje observando a la gente en las grandes aglomeraciones, y estoy enamorada de los sitios abarrotados de gente, como las calles de Madrid en un domingo de rastro. A veces pienso que esas personas después desaparecen, y solo existen en el momento en que las miro. Y puede que así sea. Es como dijiste tú: la belleza escapa a las modas pasajeras. La realidad es pasajera y nosotros sólo estamos ahí una vez para observarla. Después cambiamos de lugar, y somos pasajeros también, doblemente. Pasajeros porque no estaremos aquí siempre, somos una existencia puramente temporal que como mucho a los 100 años desaparece, y también somos pasajeros de este tren o de este metro, que nos transporta sin efectuar parada.
Tus imágenes quedaron presas en mi mente y han conseguido, de alguna manera y a pesar del blanco y negro, ponerle color a lo que veo. Siempre estoy ahí fuera entre el falso decorado esperando la función, amigo:
“Espero la sorpresa, espero ser sorprendido; no quiero ni tener una idea preconcebida o recoger recuerdos pictóricos.
A menudo, encuentras una escena, una escena que está evocando algo, ya sea la estupidez o la jactancia, o quizás el encanto. Así que ya tienes un pequeño teatro. Bien, todo lo que uno debe hacer es esperar frente a ese pequeño teatro hasta que los actores se presenten. A menudo, opero de esa manera. Aquí tengo mi escenario y espero. Que es lo que espero, no lo se exactamente. Puedo quedarme la mitad de un dia en el mismo lugar y es muy raro que vuelva a casa con el bolso completamente vacío”.
 
Et voilà, LE PEUPLE DE PARIS AU XXI SIÈCLE:














1 comentario:

  1. qué buena pinta tiene el pastel!! ahora por tu culpa quiero uno jajaja
    bonita entrada (:

    ResponderEliminar

rebellions