domingo, 18 de marzo de 2012

hgdjwabufgouigwuxiBHIGÑOTFQ3CB74F

París, Enero 2012
hgdjwabufgouigwuxiBHIGÑOTFQ3CB74F

ALIVE

 ON
 MARS

Boom, like that

(Otro día escribiré poesía, hoy me conformo con tenerla en mi cabeza, cerca de la almohada, y de la ventana azul)

lunes, 12 de marzo de 2012

En couleur

Me salí de la carretera campo a través y no he vuelto a encontrar otra. Tengo que valorar esta poca gasolina como el tesoro más preciado, porque algún día tendré que salir de aquí y si se me acaba seré hombre muerto (mujer), y estaré bien jodida.

Definitivamente no puedo contar grandes cosas ni hacer alarde de grandes metáforas, tampoco tengo lujos, ni joyas, ni fotos preciosas de los últimos meses, bueno quizás solo una, así que voy a ponerte ejemplos.
Dale al play, contesta rápido y con lo primero que se te venga a la cabeza, sin hacer caso a la opinión de Dylan, estás escuchando It Ain't Me Babe, ¿feliz o triste? No lo sabes. No puedes saberlo porque estás en armonía con esa canción, que dice exactamente lo que todos pensamos. Yo no soy el que buscas.
Me encuentro en ese momento en que no sé si se trata de una canción feliz o triste, y me da miedo averiguarlo. Tampoco sé qué tipo de ciudad es esta, todavía no he averiguado mi propia procedencia, no sé nada más allá de las palabras "carrera entre espermatozoides". ¿Es todo esto feliz, o triste? Me refiero a todo, a estar viva aquí y ahora. Tengo que suponer (para que no me fusilen los optimistas) que estar vivo es lo mejor que me ha pasado nunca. ¿Qué estoy diciendo? Queda confirmado. Yo gané la carrera entre espermatozoides, soy un superviviente desde el principio. Pero eso no responde a mi pregunta... La vida. Como las canciones. Se puede contar la vida en canciones...¿Feliz o triste?  Se aceptan apuestas anónimas aquí abajo (rebeliones). Apuestas, pero no respuestas porque no las hay.

Cuando pienso en lo enorme que es todo esto, y lo enormes que son todos estos conceptos que se nos escapan, suelo empequeñecer. Me convierto en cualquier cosa susceptible de ser observada bajo microscopio, y me tropiezo torpemente cada vez que intento huir del gigante. Es inútil emprender la huída, ¿lo veís? hay que vivir.
Necesito llorar, llorar mucho, llorar con las personas, para ver la vida de otra manera. es mi falso optimismo: previamente necesito haberme sentido triste y haber llorado hasta llegar a una conclusión bonita. Es horrible, pero cuesta mucho cambiarlo, y es mi seña de identidad. Las películas antiguas al fin y al cabo nunca eran felices o tristes, blanco o negro, no, tus ojos las mezclaba y las convertía en grises.

Queda suficientemente claro que los espectadores de este falso decorado estamos en un mal momento, y la película que se proyecta es cine en blanco y negro, así que mejor será que te largues de la sala si quieres ver la primavera porque hasta 1935 las salas no proyectarán ningún color. Y puede que para entonces aún quede mucho.

viernes, 9 de marzo de 2012

0:42 h

El tiempo es un asesino en serie, difícilmente encarcelable. Así empezaré hoy, puesto que no dejo de pensar en la vida, en lo frágil que es la vida y lo poco que merece la pena no vivirla. Es extraño: te pasas toda la vida deseando que lleguen los momentos importantes, como conocer a alguien, y sentir amor, y no estar solo; y de repente, cuando llegan los momentos, es como si los hubieses deseado ayer, aunque hayan pasado años. El tiempo es extraño, y me da vértigo lo extraño que es el corazón, y estás en cada sístole y en cada diástole, y me acuerdo de ti y lloro, y bla,bla,bla, y etcétera. El corazón se mueve, y todo es movimiento. ¿Qué esperamos? ¿Permanecer inmóviles? ¿No envejecer? ¿Querernos siempre como ahora? Eso no sucederá, porque todo está en movimiento. Y por una parte, me pone triste. ¿Todo se va, incluso el amor?

Ayer y hoy el corazón me ha vuelto a latir raro. Está descompasado, como si la orquesta hubiese perdido las partituras y tratase de improvisar fallidamente el día a día. Bueno, de improvisaciones se vive al fin y al cabo. El director de orquesta se equivoca, y cambia constantemente la banda sonora, y a mi me dan taquicardias. No es ninguna metáfora, se me acelera el corazón de verdad, y me acojono. Pero eso me recuerda que sigo viva.

Me enamoré de los electrocardiogramas, que me parecen un gráfico precioso de lo que está pasando ahí dentro, de tus pulsaciones vitales, que se aceleran con el roce de otra piel. Me gustan las caricias en la piel cuando se filtra la luz de la mañana. Y que me perdonen los fabricantes de CASIO, Viceroy, Swatch, y demás marcas, pero no les guardo respeto alguno, porque la vida hay que vivirla sin números. ¿Sabes? Es que nunca le había dado tantas vueltas a las personas, a la vida, a la importancia de hacer el amor, de estar vivo y no solo de estar vivo sino de compartir el segundero con las personas, y crear recuerdos. Pero el tiempo está ahí fuera, no atado a tu muñeca. Tengo tanto miedo a que se me borren los recuerdos...

Y por último tengo un nudo permanente en la garganta, que se resiste a irse. A la mínima un parpadeo se convierte en lágrima, sabréis de lo que os estoy hablando sobre todo si habéis querido a alguien, y a mi me cuesta disimular la tristeza, siempre me ha costado. Soy consciente de ello. (También es difícil disimular el amor) Soy muy nostálgica, y siento nostalgia muy a menudo, a veces ni siquiera sé de qué siento nostalgia exactamente, pero la siento. Para entenderme tienes que entenderlo. Va en mi personalidad ponerme triste de vez en cuando sin necesidad alguna de justificarlo. Hecho de menos las horas, las épocas, las estaciones, las personas. Hace mucho que no tengo una conversación bonita con un puto ser humano. Que no recibo una carta. Me encantaría recibir una carta. Calle Marte.
Nos echo de menos a nosotros, y afronto, con nostalgia, que probablemente hemos cambiado y seamos otros. Si "el olvido es la perdición del hombre"; no sabes cuánto miedo siento cuando quiero olvidar a una persona, o cuando se me olvidan las cosas.

Me refiero a vértigo, perdón. No miedo, vértigo. Una persona que tenía vértigo a las alturas me explicó hace casi un año que el vértigo era como sentir que de repente el suelo donde pisas se convierte en un hilo, y debajo está toda la ciudad, y tu aprecias tu vida por lo tanto no quieres caerte, pero no eres equilibrista. Sus palabras cierran esto que escribo, y me describen saltando al vacío dentro de mí misma. Ya lo dije: supongo que sabrás lo que molesta tener ganas de estornudar y que se te pase el estornudo, pues sospecho que lo mismo pasa con las ganas de vivir.

Aun así creo que necesito una botella de vino para dos, para olvidar cosas, y despertarme sin memoria al día siguiente - un día después de lo que el viento se llevó. Deberíamos emborracharnos y quizá también hacer el amor. ESTOY SEGURA DE QUE MEDIR EL TIEMPO NOS CONVIERTE EN VERDADEROS PSICÓPATAS. Corto y cambio.