jueves, 22 de noviembre de 2012

Eres como quisieran ser los astros más lentos,

las altas catedrales, las ciudades de Europa

que desnudan sus flores con un copo de nieve.

...


 Convocas impaciencias a los bancos de un parque

que, detrás de los ojos, te acogieran despacio

GARCIA LORCA

 Escena de la película Beginners
 El Universo, La Vía Láctea, lo que haya ahí
 La absurda vida de una avestruz retratada en una serie MUYBRIDGE
 Éramos unos niños, o la vida según Patti Smith
 Los gatos, siempre los gatos. Los gatos de los que uno se enamora.
(Pequeñas medicinas contra la tristeza)
 El café: la taza humeante de café. El café que uno se toma con las personas que uno quiere. El café rápido y hostil de las 7 de la mañana. Tomarse un café con uno mismo. Despedirse de un amigo y pensar: gracias por el café... y por los recuerdos. En fin, el café humeante.
 Esto: la exposición que vimos sobre el universo. La que nos dejó con la boca abierta.
 La ciudad rota y los amigos rotos. La dinamita. Ojalá pudiésemos volar por los aires los recuerdos. Las personas que desaparecen de tu vida como víctimas de la peor bomba atómica.
Gente que huye sin necesidad de un detonante concreto. Los edificios en ruinas y la ciudad que arde. Los incendios destructivos. Y yo: personas que tropiezan antes de emprender la huída.
 Desnudez. El traje nuevo del emperador; personas que te desnudan. Frío en ciertas partes del cuerpo donde el frío duele.
 El tiempo, edición limitada número uno.

                                                   
 El tiempo y lo absurdos que somos los que vivimos en él, edición limitada número dos.
(Observaciones: esta última foto no tiene ni pies ni cabeza)

Tengo todas estas cosas en la mente, justo debajo del pelo.
No se trata de una tristeza premeditada, es esa especie de tristeza aleatoria que uno no elige y que además coincide con el maldito otoño.

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