Buscar raíces es una manera subterránea de andarse por las ramas.
El pensamiento-ardilla, es el que sabe andarse por las ramas con seguridad, sin caerse. El pensamiento-larva, gusano o caracol, también. Pero, mientras el primero lo hace con limpieza, ágil y ligero, con intrepidez y con gracia, el otro lo hace, sucio, con torpeza, lentitud y miedo; y con trampa, precaviéndose, para no caer, de su pegajosa, asquerosa babosería.
LO único que no puede hacer el pensamiento-ardilla, por más que quiera, es morderse la cola.
Y cambiando de tema:
Le dijo la pulga al mosquito: de menos no nos pudo hacer Dios.
José Bergamin, Aforismos de la cabeza parlante
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