domingo, 18 de diciembre de 2011

háblame de ti


Jamás creí que nos volveríamos a encontrar,
pero el azar es curioso, provoca las cosas.
Aznavour lo canta. Yo lo sé bien porque el azar me seduce, no lo puedo evitar. Es precioso ver de qué manera suceden alguna de las cosas más importantes. El azar hace, entre otras cosas, que una persona muera por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, y esto es algo trágico. Pero el azar también hace cosas maravillosas como que, por casualidad, sigamos vivos porque pasamos un segundo después por debajo de aquel balcón y la maceta no nos dio en la cabeza. Y por último, después de esta canción, alguien practica al espejo POR ÚLTIMA VEZ cómo decir esta frase: Idiote, je t'aime.
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  1. Menos mal que nevará.
  2. Menos mal que hay cosas que no podemos explicar.
  3. Menos mal que seguimos vivos. Porque seguimos vivos, ¿no? Más nos vale.
  4. En el número 2 me refiero a cosas como las casualidades, y como estar vivo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Yo conozco un lugar en ruinas.
Y creo que nunca veré nada tan bonito y a la vez tan triste y devastador. Se trata de una metáfora visual.
Estas ruinas son las ruinas de un ser humano, ruinas en Noviembre.
Nosotros no entendemos qué se siente. Nosotros vemos morir a los hombres como mueren las olas en la orilla. Pero nosotros nunca morimos más que por dentro. Ella se muere por él, él por ella. Y eso es todo. Él apretó el gatillo, y la bala me dio en el corazón. Lo decían los electrocardiogramas. Pero fue un disparo de nieve, porque nosotros no morimos, seguimos vivos. Es la única lección que merece la pena aprender. "LA VIDA" como forma de vida. ¿Cómo pude pensar que yo me derrumbaba? Nono, yo estoy perfecta. Yo estoy en periodo de construcción, yo todavía no tengo tejado propio, por eso me gustan tanto las azoteas de Madrid. Allí se ven las estrellas, y el universo desafía la imaginación. Es frustrante no saber cuánto ocupa, y el hombre, el mismo hombre que muere y no sabe dónde va, y viaja a la luna, y quiere vivir en Marte, el hombre intenta encerrar el universo en un tarro y ponerle límites como si se tratase de una mancha de mermelada.
Nosotros no sabemos lo que es ser una fortaleza en llamas, y que vengan a por ti, y tener tantos años en el dni que ya no puedes defender la vida.
Hay llamas. Un hombre se consume. Y a nadie le importa, eso es lo más bonito y lo más triste. Que somos muchos, y damos por hecho que alguno tiene que irse y otro ocupará su lugar.

Cuando el castillo de arena arde, y llega la ola para apagar el fuego, sólo consigue ruinas. Claro que apaga el fuego, pero el hombre no es de hierro, se hunde su arena. También muere la ola y a nadie le importa.
Pero todavía no conozco a nadie que no se emocione al mirar al mar, aunque mueran olas continuamente.
Eso me pasa a mí con el ser humano.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Remember me by this


No es verdad que el amor sea ciego. El amor no es ciego, y odio esa frase y la voz estúpida que de vez en cuando la pronuncia en la televisión o en la radio. Ray era ciego. El amor no es ciego.
Y no es que el amor sea ciego, es que yo soy miope. Soy la persona más ciega que conozco. 8 dioptrías me separan de la realidad.
El amor (y estoy empezando a odiar la palabra), el amor nos golpea. El caso es que el amor es electricidad, en cualquiera de sus variantes. Y la música también es electricidad, así que no deben estar tan lejos el uno de la otra. (Parece como si estuviese hablando de dos personas que se echan de menos, y quizás en realidad lo esté haciendo).
Lo que pasa es que hay un túnel entre una persona y otra, y no nos vemos las caras. Eso es bueno porque tampoco vemos las horas (el reloj). Yo conozco muy bien los túneles... reconocería un túnel a primera vista, o con los ojos cerrados, no tienen secretos para mi. te recuerdo que todos los días subo a un tren, a un autobús, o a un metro. No está tan mal vivir lejos de la realidad. No hay día en que no me enamore de alguien que sube de repente, pero nunca se baja en mi parada. Cada tres segundos hay una luz naranja en los túneles que pasa veloz ante nuestros ojos. Los he contado y son tres, tres segundos. Creo que es lo mismo que tardas en enamorarte de alguien. Está claro que alguien pone esas luces ahí adrede.
Me gustan los túneles, y me gustan los túneles que me llevan hasta las personas.  Los túneles suelen llevarte a lugares maravillosos que suelen estar en el horizonte pero no los ves, porque tienes miopía. Así que me duele que se derrumben túneles así porque sí, porque significa que tendrás que coger un desvío y te perderás un trozo de la carretera. ¿Es el amor un túnel? No lo sé, no me hagas pensar, esa no era mi pregunta, así que no te lo preguntes Clara, porque amor = túnel es una metáfora de lo más absurda. En todo caso se parecería más a una bombilla cuyo filamento se enciende y explota y se funde, o yo qué sé. Mi padre siempre dice que las bombillas son el peor invento de la historia porque gastan demasiada electricidad y dan más calor que luz, así que sí, probablemente esa sea una comparación acertada. Aunque deberíamos darnos cuenta de que de vez en cuando, gracias a que se funde una bombilla de una farola, se ven mejor las estrellas.

Pero lo que yo venía a decirte es que ultimamente siempre escucho esta canción a oscuras, o porque es de noche, o estoy en un túnel, o se ha encendido el filamento y ha explotado y se fundido la bombilla y se ha apagado la luz.

Y lo que quiero (no sé dónde estaré esta noche pero siempre sabrás dónde estoy, canta Mark Knopfler), es que dejemos de preguntarnos qué es el amor y por qué el amor, y para qué el amor, y quién siente amor y si esto que sentimos tiene cuatro letras o no, porque te juro que me da igual: lo único que me importa es que existe; y nos subamos a un coche, echemos a suertes quién se sienta en el asiento del conductor, y desgastemos los neumáticos mientras uno de los dos gira el volante y the big wheel keeps on turning, y Dire Straits se sientan en el asiento trasero del coche a tocar esta canción.

Remember me by this.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Voy a tener que enamorarme del fuego de los mecheros.
De la luz color farola en tu cigarro, cada vez que das una calada.
Yo ya estaba enamorada de las luces, y de los semáforos.
Una vez un chico me besó cuando estaba en rojo.
Me enamoré de tus semáforos, Madrid. Y tú tan lejos.
Así que si ese humo borroso que no me deja ver con claridad las luces, si ese humo no se va, voy a tener que enamorarme también de él. Voy a tener que respirarlo.
Voy a tener que leer mi poesía a oídos de nadie, ¡o peor aún! leerla a oídos de quien quiera escucharla. El miedo nos paralizaría si supiéramos cuántas personas no tienen orejas. Y yo no espero importarte o que te importe, aunque puede que yo de vez en cuando tenga razón. No importa. Da igual, el ser humano es humo.

(Y el humo no vuelve a la boca, ni el tiempo al reloj )